65 años. Nací en Chihuahua y vivo en Ecatepec, México. Casado, tengo 4 hijos. Me licencié en Medicina por necesidad, fui profesor de Bioquímica en la Universidad Central de México DF. Creé el Centro de Investigación Moncayo. Creí en Dios cuando vi parir a una mujer
El herrero doctor
Para este médico que dirige su propio instituto de investigación en Ecatepec, México, desde hace 33 años, es obvio que además de tejidos y células, somos la energía que opera en ellas. Afronta la salud desde otro punto de vista: la fotónica cuántica. “La naturaleza de los procesos biológicos puede también ser observada e interactuar en el ámbito atómico y subatómico”. Moncayo expuso su método de investigaciones en la pasada feria Biocultura de Barcelona. Su método para paliar el dolor a través de agua informada resulta asombroso, pero a nivel humano lo que a mí me resulta más sorprendente es su propia historia, la del hijo de campesinos analfabetos que se convierte en médico.
Usted era herrero. Sí, hijo de campesinos analfabetos y muy pobres.
¿Cómo se convirtió en médico? No estaba en mis planes, pero me casé, nació mi primer hijo, Moisés, y a los seis meses lo desahuciaron por un síndrome de mala absorción.
No digería los alimentos. No, y la medicina no tenía respuesta. Así que decidí matricularme en la facultad de Medicina en horario nocturno para ver si comprendía algo y podía ayudar a mi hijo.
¿De día herrero y de noche estudiante de Medicina? Sí, con más de treinta años, lo cual en mi país es muy poco habitual. En segundo de carrera tenía aspecto de médico y excelentes notas, así que me permitieron ayudar en urgencias y participar en los numerosos partos que se atendían, gracias a eso empecé a desarrollar mis investigaciones.
¿Qué pasó? Visitando a las mujeres embarazadas y atendiendo partos observe que a las mujeres con artritis reumatoide les desaparecían los síntomas durante el embarazo y decidí investigarlo.
¿Qué halló? Tras estudiar 1600 mujeres embarazadas, analizando su sangre con regularidad y estudiándola a través de espectrofotometría, entendí que la madre transmite al niño toda la información genética, y también la eléctrica y electrónica, y le da la información de todas las enfermedades sin que las viva.
Se pasó a la bioquímica. Me centré en investigar el índice de absorción de luz del colágeno en las mujeres embarazadas.
¿Y? Llegue a la conclusión de que la eficacia del patrón de absorción de luz de las mujeres embarazadas era el óptimo y lo comparé con el índice de absorción de personas con determinadas enfermedades.
Complejo. Y descubrí que cada sintomatología repite la misma alteración en la absortividad del plasma sanguíneo, es decir que cada patología que he estudiado tiene una huella espectral propia.
¿? El ser humano es luz condensada y la enfermedad es una descondensación de esa luz.
Está hablando a nivel atómico. Sí, es posible observar la salud desde un punto de vista del comportamiento atómico de los electrones y ayudar a restablecer el bienestar de las personas restableciendo la armonía en la función del átomo de hidrógeno.
¿Y qué es lo que provoca esas alteraciones? La interacción de los contaminantes físicos, químicos o biológicos con nuestro cuerpo son los que modifican la absorción de la luz y alteran la distribución electrónica de los átomos de hidrógeno en lípidos, glúcidos o hidratos de carbono.
Cómo nos alimentamos es básico. Sí, y yo aconsejo huir de los transgénicos, de los alimentos que son el resultado de injertos y de los nacidos del incesto animal.
¿Cómo cura usted? Dando al paciente la frecuencia de longitud de onda adecuada.
¿Pero cómo la administra? Utilizo la memoria del agua como vehículo para restablecer el comportamiento coherente en el patrón electrónico.
¿Y qué hace con el agua? Al agua le damos estímulos de luz específica para que restablezca su patrón de luz ideal.
Parece ciencia ficción. Invertiríamos toda la tarde para entender el proceso científico que cualquiera puede consultar a través de internet. Pero básicamente se trata de que la inteligencia que gestiona nuestro sistema inmunológico percibe que la alteración de la energía que dio lugar a los síntomas ha vuelto a su estado coherente, ha restablecido el patrón electrónico y anula la orden de malestar.
¿Qué le llevó a especializarse en el dolor? En treinta y tres años hemos confirmado en nuestro laboratorio de Ecatepec las virtudes del tratamiento con 16 patologías distintas, pero es cierto que al principio y en la mayoría de los casos, mi búsqueda ha sido aliviar el dolor.
¿Cuestiones personales? Sí. Dos años después de empezar la carrera mi padre se suicidó porque no podía soportar más el dolor que le causaba un herpes genital. Ese hecho marcó mi vida, quería aliviar el dolor de las personas, especialmente las que sufrían de dolores crónicos. El destino quiso que yo mismo lo padeciera.
¿Qué le pasó? Yo tenía un dolor de la cuarta y quinta vértebra dorsal que me mataba a raíz de una brucelosis que sufrí a los 14 años. Me quité el dolor con agua informada y mis profesores me dijeron que estaba loco.
Es comprensible. Somos agua, y en el agua hay una energía que es desconocida a nivel científico.
¿Es verdad que en su consulta atiende a la gente gratuitamente? Al especializarme en el dolor y empezar a tener resultados positivos, sobre todo en temas de artritis reumatoide, corrió la voz y atendí a miles de pacientes de pocos recursos con todo tipo de dolores.
El herrero doctor
Para este médico que dirige su propio instituto de investigación en Ecatepec, México, desde hace 33 años, es obvio que además de tejidos y células, somos la energía que opera en ellas. Afronta la salud desde otro punto de vista: la fotónica cuántica. “La naturaleza de los procesos biológicos puede también ser observada e interactuar en el ámbito atómico y subatómico”. Moncayo expuso su método de investigaciones en la pasada feria Biocultura de Barcelona. Su método para paliar el dolor a través de agua informada resulta asombroso, pero a nivel humano lo que a mí me resulta más sorprendente es su propia historia, la del hijo de campesinos analfabetos que se convierte en médico.
Usted era herrero. Sí, hijo de campesinos analfabetos y muy pobres.
¿Cómo se convirtió en médico? No estaba en mis planes, pero me casé, nació mi primer hijo, Moisés, y a los seis meses lo desahuciaron por un síndrome de mala absorción.
No digería los alimentos. No, y la medicina no tenía respuesta. Así que decidí matricularme en la facultad de Medicina en horario nocturno para ver si comprendía algo y podía ayudar a mi hijo.
¿De día herrero y de noche estudiante de Medicina? Sí, con más de treinta años, lo cual en mi país es muy poco habitual. En segundo de carrera tenía aspecto de médico y excelentes notas, así que me permitieron ayudar en urgencias y participar en los numerosos partos que se atendían, gracias a eso empecé a desarrollar mis investigaciones.
¿Qué pasó? Visitando a las mujeres embarazadas y atendiendo partos observe que a las mujeres con artritis reumatoide les desaparecían los síntomas durante el embarazo y decidí investigarlo.
¿Qué halló? Tras estudiar 1600 mujeres embarazadas, analizando su sangre con regularidad y estudiándola a través de espectrofotometría, entendí que la madre transmite al niño toda la información genética, y también la eléctrica y electrónica, y le da la información de todas las enfermedades sin que las viva.
Se pasó a la bioquímica. Me centré en investigar el índice de absorción de luz del colágeno en las mujeres embarazadas.
¿Y? Llegue a la conclusión de que la eficacia del patrón de absorción de luz de las mujeres embarazadas era el óptimo y lo comparé con el índice de absorción de personas con determinadas enfermedades.
Complejo. Y descubrí que cada sintomatología repite la misma alteración en la absortividad del plasma sanguíneo, es decir que cada patología que he estudiado tiene una huella espectral propia.
¿? El ser humano es luz condensada y la enfermedad es una descondensación de esa luz.
Está hablando a nivel atómico. Sí, es posible observar la salud desde un punto de vista del comportamiento atómico de los electrones y ayudar a restablecer el bienestar de las personas restableciendo la armonía en la función del átomo de hidrógeno.
¿Y qué es lo que provoca esas alteraciones? La interacción de los contaminantes físicos, químicos o biológicos con nuestro cuerpo son los que modifican la absorción de la luz y alteran la distribución electrónica de los átomos de hidrógeno en lípidos, glúcidos o hidratos de carbono.
Cómo nos alimentamos es básico. Sí, y yo aconsejo huir de los transgénicos, de los alimentos que son el resultado de injertos y de los nacidos del incesto animal.
¿Cómo cura usted? Dando al paciente la frecuencia de longitud de onda adecuada.
¿Pero cómo la administra? Utilizo la memoria del agua como vehículo para restablecer el comportamiento coherente en el patrón electrónico.
¿Y qué hace con el agua? Al agua le damos estímulos de luz específica para que restablezca su patrón de luz ideal.
Parece ciencia ficción. Invertiríamos toda la tarde para entender el proceso científico que cualquiera puede consultar a través de internet. Pero básicamente se trata de que la inteligencia que gestiona nuestro sistema inmunológico percibe que la alteración de la energía que dio lugar a los síntomas ha vuelto a su estado coherente, ha restablecido el patrón electrónico y anula la orden de malestar.
¿Qué le llevó a especializarse en el dolor? En treinta y tres años hemos confirmado en nuestro laboratorio de Ecatepec las virtudes del tratamiento con 16 patologías distintas, pero es cierto que al principio y en la mayoría de los casos, mi búsqueda ha sido aliviar el dolor.
¿Cuestiones personales? Sí. Dos años después de empezar la carrera mi padre se suicidó porque no podía soportar más el dolor que le causaba un herpes genital. Ese hecho marcó mi vida, quería aliviar el dolor de las personas, especialmente las que sufrían de dolores crónicos. El destino quiso que yo mismo lo padeciera.
¿Qué le pasó? Yo tenía un dolor de la cuarta y quinta vértebra dorsal que me mataba a raíz de una brucelosis que sufrí a los 14 años. Me quité el dolor con agua informada y mis profesores me dijeron que estaba loco.
Es comprensible. Somos agua, y en el agua hay una energía que es desconocida a nivel científico.
¿Es verdad que en su consulta atiende a la gente gratuitamente? Al especializarme en el dolor y empezar a tener resultados positivos, sobre todo en temas de artritis reumatoide, corrió la voz y atendí a miles de pacientes de pocos recursos con todo tipo de dolores.
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