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lunes, 27 de agosto de 2012

Mario Moncayo: “El ser humano es luz condensada”

Mario Moncayo
Mario Moncayo, médico, ha desarrollado un método para afrontar los dolores crónicos
65 años. Nací en Chihuahua y vivo en Ecatepec,  México. Casado, tengo 4 hijos. Me licencié en Medicina por necesidad, fui profesor de Bioquímica en  la Universidad Central de México DF. Creé el Centro  de Investigación Moncayo. Creí en Dios cuando  vi parir a una mujer
El herrero doctor
Para este médico que dirige su propio instituto de investigación en Ecatepec,  México, desde hace 33 años, es obvio que además de tejidos y células, somos la  energía que opera en ellas. Afronta la salud desde otro punto de vista: la  fotónica cuántica. “La naturaleza de los procesos biológicos puede también ser  observada e interactuar en el ámbito atómico y subatómico”. Moncayo expuso su  método de investigaciones en la pasada feria Biocultura de Barcelona. Su método  para paliar el dolor a través de agua informada resulta asombroso, pero a nivel  humano lo que a mí me resulta más sorprendente es su propia historia, la del  hijo de campesinos analfabetos que se convierte en médico.
Usted era herrero. Sí, hijo de  campesinos analfabetos y muy pobres.
¿Cómo se convirtió en  médico? No estaba en mis planes, pero me casé, nació mi primer hijo,  Moisés, y a los seis meses lo desahuciaron por un síndrome de mala  absorción.
No digería los alimentos. No, y la  medicina no tenía respuesta. Así que decidí matricularme en la facultad de  Medicina en horario nocturno para ver si comprendía algo y podía ayudar a mi  hijo.
¿De día herrero y de noche estudiante de  Medicina? Sí, con más de treinta años, lo cual en mi país es muy  poco habitual. En segundo de carrera tenía aspecto de médico y excelentes notas,  así que me permitieron ayudar en urgencias y participar en los numerosos partos  que se atendían, gracias a eso empecé a desarrollar mis  investigaciones.
¿Qué pasó? Visitando a las mujeres  embarazadas y atendiendo partos observe que a las mujeres con artritis  reumatoide les desaparecían los síntomas durante el embarazo y decidí  investigarlo.
¿Qué halló? Tras estudiar 1600 mujeres  embarazadas, analizando su sangre con regularidad y estudiándola a través de  espectrofotometría, entendí que la madre transmite al niño toda la información  genética, y también la eléctrica y electrónica, y le da la información de todas  las enfermedades sin que las viva.
Se pasó a la  bioquímica. Me centré en investigar el índice de absorción de luz  del colágeno en las mujeres embarazadas.
¿Y? Llegue a  la conclusión de que la eficacia del patrón de absorción de luz de las mujeres  embarazadas era el óptimo y lo comparé con el índice de absorción de personas  con determinadas enfermedades.
Complejo. Y descubrí  que cada sintomatología repite la misma alteración en la absortividad del plasma  sanguíneo, es decir que cada patología que he estudiado tiene una huella  espectral propia.
¿? El ser humano es luz condensada  y la enfermedad es una descondensación de esa luz.
Está hablando  a nivel atómico. Sí, es posible observar la salud desde un punto de  vista del comportamiento atómico de los electrones y ayudar a restablecer el  bienestar de las personas restableciendo la armonía en la función del átomo de  hidrógeno.
¿Y qué es lo que provoca esas  alteraciones? La interacción de los contaminantes físicos, químicos  o biológicos con nuestro cuerpo son los que modifican la absorción de la luz y  alteran la distribución electrónica de los átomos de hidrógeno en lípidos,  glúcidos o hidratos de carbono.
Cómo nos alimentamos es  básico. Sí, y yo aconsejo huir de los transgénicos, de los alimentos  que son el resultado de injertos y de los nacidos del incesto  animal.
¿Cómo cura usted? Dando al paciente la  frecuencia de longitud de onda adecuada.
¿Pero cómo la  administra? Utilizo la memoria del agua como vehículo para  restablecer el comportamiento coherente en el patrón  electrónico.
¿Y qué hace con el agua? Al agua le  damos estímulos de luz específica para que restablezca su patrón de luz  ideal.
Parece ciencia ficción. Invertiríamos toda la  tarde para entender el proceso científico que cualquiera puede consultar a  través de internet. Pero básicamente se trata de que la inteligencia que  gestiona nuestro sistema inmunológico percibe que la alteración de la energía  que dio lugar a los síntomas ha vuelto a su estado coherente, ha restablecido el  patrón electrónico y anula la orden de malestar.
¿Qué le llevó a  especializarse en el dolor? En treinta y tres años hemos confirmado  en nuestro laboratorio de Ecatepec las virtudes del tratamiento con 16  patologías distintas, pero es cierto que al principio y en la mayoría de los  casos, mi búsqueda ha sido aliviar el dolor.
¿Cuestiones  personales? Sí. Dos años después de empezar la carrera mi padre se  suicidó porque no podía soportar más el dolor que le causaba un herpes genital.  Ese hecho marcó mi vida, quería aliviar el dolor de las personas, especialmente  las que sufrían de dolores crónicos. El destino quiso que yo mismo lo  padeciera.
¿Qué le pasó? Yo tenía un dolor de la  cuarta y quinta vértebra dorsal que me mataba a raíz de una brucelosis que sufrí  a los 14 años. Me quité el dolor con agua informada y mis profesores me dijeron  que estaba loco.
Es comprensible. Somos agua, y en el  agua hay una energía que es desconocida a nivel científico.
¿Es  verdad que en su consulta atiende a la gente gratuitamente? Al  especializarme en el dolor y empezar a tener resultados positivos, sobre todo en  temas de artritis reumatoide, corrió la voz y atendí a miles de pacientes de  pocos recursos con todo tipo de dolores.

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